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8 de febrero de 2016
pamplona. ¿A qué 'Encerrona' se va a enfrentar esta noche el público?
Lo más importante es que es un espectáculo creado para que el público se divierta. El título se refiere sobre todo a esa encerrona en la que nos vemos envueltos todos cada día, con dificultades de todo tipo que superamos o no. Y en este caso se presenta todo a través de la consigna del payaso, que pese a enfrentarse a problemas relativamente sencillos, no es capaz de resolverlos. Pero sigue siendo feliz. El personaje provoca mucha simpatía entre el público.
¿Cómo ha ido cambiando el montaje a lo largo de estos veinte años?
Ha cambiado tanto como he cambiado yo. Este no es el mismo payaso que nació hace veinte años. No diría que ha perdido ilusión, pero sí algo de ingenuidad. Se ha convertido en más ácido y en algo más hiriente; los palos de la vida van haciendo efecto.
En la obra hay un personaje perdido que no sabe qué camino tomar para salir de la situación en la que se encuentra. ¿No le parece más oportuna que nunca?
Siempre la he visto adecuada, será porque le tengo mucho cariño al espectáculo. Sí es cierto que ahora vivimos un momento muy agobiante; tenemos la sensación de que, si es que existe, la salida de este túnel está muy lejos todavía y eso provoca angustia y miedo. Yo soy afortunado porque tengo trabajo, pero hoy es muy raro encontrar a una familia que no tenga algún miembro en paro. Esta Encerrona no habla exactamente de esto, pero sí de la posibilidad de la esperanza.
¿Es el clown, quien muchas veces expresa, aun sin palabras, lo que la sociedad no acierta a decir?
El payaso es tan viejo como el ser humano, y es una forma de mirar la realidad desde el sentido del humor y desde la deformación de la personalidad de cada uno. Todos llevamos un payaso dentro; es como nuestro ser, pero agrandado, mirado desde una lupa, y llevando a primer plano lo grotesco. Es una buena herramienta para mirar la realidad; te ayuda a relativizar y a reírte. A mí me ha servido para mirar de otra manera y para tener el sentido del humor como punto de referencia. Además, cuando haces este personaje, te envuelve, te atrapa y no quieres abandonarlo.
Y lo de no usar las palabras, lejos de ser una desventaja puede ser una virtud, habida cuenta de la cantidad que se usan todos los días para no decir casi nada.
Sí, el mundo está lleno de palabras muy vacías. Mi personaje en los últimos tiempos ya habla un poco más, aunque me gusta economizar y que diga cosas solo para resolver algunos gags, pero es cierto que a veces hablamos demasiado. Vivimos en un mundo lleno de medios de comunicación y, sin embargo, nos comunicamos peor que cuando antes hablabas con una persona una vez al año.
¿Qué papel juegan los objetos en el espectáculo?
En este trabajo intento que adquieran categoría de actores, que se conviertan en compañeros de escena y que no sean meros elementos muertos. Me relaciono con ellos, me juegan malas pasadas...
¿El teatro le sirve de alivio de las grabaciones de televisión?
Sin duda, no tiene nada que ver. El teatro es mucho más artesanal y te ofrece una relación directa con el público. En la televisión eso es imposible, solo ves los datos de audiencia.
Y las audiencias son muy tiranas.
Hoy son como el pulgar de César en el circo romano, deciden si te salvas o mueres. Muchas veces se abandona la idea de calidad para ir a la cantidad. Se funciona del siguiente modo: "Hacemos una porquería de programa, pero nos ve mucha gente, así que seguimos" o "nuestro programa es muy bueno, pero nos ven pocos, lo quitamos". Es una pena.
Con 'Aída' han gozado siempre del favor del público, aunque algunos actores no están muy contentos con los horarios, los cortes, las reposiciones...
Yo con la serie estoy encantado; y en lo que tiene que ver con la política de la cadena, con las horas y la forma de emisión, pues poco podemos decir. Hay que acatar, aunque sí hay cosas que te molestan, de la misma manera que al público, que a veces incluso te echa la bronca por la calle. Al margen de eso, estoy feliz.
Están grabando nuevos capítulos, ¿qué ha supuesto Chema en su carrera?
Es el personaje que más tiempo he interpretado, y eso ya dice mucho. Llevo ocho años con él y todavía no me ha aburrido ningún día.
Aunque su formación fue clásica, está claro que lo suyo es la comedia.
Me gusta mucho, y creo que cumple una función social importantísima. La gente busca reírse y que le hagan reír con las cosas que le pasan día a día, que a veces pueden ser dolorosas, pero que a través de la comedia se transforman y nos ayudan a vivir mejor.
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